Los genes son egoístas. Actualmente, la tesis más aceptada entre los evolucionistas es que los genes son egoístas. Si bien el objetivo del conocimiento científico no es quitarle el sentido a la vida de los humanos, cada vez nos ponen las cosas más difíciles.
Primero, que la tierra no es cuadrada; luego, que no es el centro del universo; luego, que hay otras galaxias; luego, que hay otros universos; luego, que hasta los electrones tienen voluntad. Ahora el individuo no existe; bueno, existe, pero es irrelevante: somos plasma evolutivo. Las medicinas tienen una sustancia activa que las hace medicinas, además del vehículo. Somos el vehículo, los genes son nuestra sustancia activa. Nuestro papel es perpetuar algo que nadie nunca nos preguntó si queríamos perpetuar (pero cómo nos gusta el agua, la comida y el sexo).
El ser humano, dicen, es una máquina construida a lo largo de muchos, muchos, años por nuestros genes, que sólo "buscan" perpetuarse. Somos, pues, un "templo" genético. Yo creo que muchos de nosotros reflejamos esa misma tendencia, la de perpetuarnos y la de buscar templos que nos protejan. ¿Qué pasa cuando el gen ya no tiene que preocuparse por lo que pasa afuera? Vive más cómodo, ya construyó al humano (o a la cucaracha, o al perro) que, como máquina, satisfará todas sus necesidades moleculares.
No todos se quieren dar cuenta todavía de lo que Isaac Asimov anticipó en 1950, pero somos como genes buscando comodidad. Los genes comenzaron, de acuerdo con algunas teorías remotas y —al menos hasta ahora— no comprobables, como moléculas simples que sólo "sabían" replicarse en un caldo primitivo. Los genes no contaban con que llegarían a formar un animal capaz de modificar a tal grado su entorno que pondría en jaque la integridad misma de su "creador".
Dotaremos a un robot de voluntad, se verá las manos y se preguntará si realmente él, algo tan perfecto, es producto de nuestro ingenio. La historia de los genes será eso, historia. Tú, robot, ¿qué sientes?
Wednesday, March 25, 2009
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uffff que fascinante entrada. concuerdo que somos un complicado templo genético. ufff! la pregunta es: queremos ser profanados? queremos ser idolatrados? buscamos templos (o feligreses) que se nos parezcan? más que templo deidades en camino.
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